“¿Qué podemos aprender de un tren?”, preguntó dubitativamente un discípulo.
“Que a causa de un segundo podemos perderlo todo”.

“¿Y del telégrafo?”
“Que cada palabra se cuenta y se cobra”
“¿Y del teléfono?”
“Que lo que decimos aquí se oye allá”»
Del libro: “Cuentos jasídicos: los maestros continuadores”, de Martin Buber
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