martes, 18 de diciembre de 2012

Relato jasídico sobre la oración


Cuando el gran rabino Shem-Tov creía que se avecinaba una desgracia para su pueblo, se retiraba a meditar en un lugar del bosque. Allí encendía un fuego, recitaba una plegaria y se cumplía el milagro de que la desgracia quedara conjurada. 
Años más tarde, cuando le tocó a su discípulo implorar al cielo por la misma razón, acudía a aquel mismo lugar del bosque y decía: "Señor, escúchame. No sé como encender el fuego, pero todavía soy capaz de recitar la plegaria". Y el milagro volvía a cumplirse. 
Más adelante, y también con el objeto de salvar a su pueblo, otro rabino se encaminó al bosque para decir: "No sé cómo encender el fuego, no conozco la plegaria,pero puedo colocarme en el lugar preciso". Y eso fue suficiente. 
Finalmente, cuando le llegó el turno a un rabino posterior, éste sentado en un sillón, habló así a Dios: "Soy incapaz de encender el fuego, no conozco la plegaria, ni siquiera puedo encontrar el lugar en el bosque. Todo lo que sé hacer es contar esta historia". Y aquello bastaba. Dios creó al hombre porque le gustan las historias.

El jasidismo o hasidismo es una interpretación religiosa ortodoxa y mística dentro de la religión mosaica o judaísmo, que destaca por la minuciosidad de los mandamientos que la regulan.
La palabra jasid ("piadoso") es hebrea y deriva de la raíz חסד ("bondad" o "piedad"), que produce la palabra jasidut: חסידות, que significa "práctica de la piedad y la bondad".

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