jueves, 27 de septiembre de 2012

EL TONTO CAMINO DE LA MEDIOCRIDAD

Ahí van unas pistas para moverse por este mundo (ojo, se puede enlazar con la parábola de los talentos... ;))


La mediocridad es uno de esos términos que utilizamos de manera ambigua para designar muchas actitudes diferentes. Aquí te presento una teoría distinta que te muestra lo insensato de seguir este camino.

Cuando se habla de mediocridad o se dice que alguien es mediocre, normalmente nos referimos a que esa persona no hace las cosas que debería hacer y parece feliz de mantenerse al margen de todo y de todos.

Lo empleamos como sinónimo de que no tiene nada especial, de flojera, de desinterés, de desapego, apatía, falta de consideración, sin iniciativa, baja autoestima, desidia, negligencia, irresponsabilidad, estupidez, aburrimiento, conformismo, miedo, sin importancia, pero ninguno de esos vocablos describe correctamente lo que es, aunque algunos o todos puedan estar involucrados en las razones que originan la mediocridad.

Al ser mediocres vamos por la vida aprendiendo y estudiando cosas que más o menos nos gustan, tenemos trabajos que no nos agradan o nos placen más o menos, nos unimos, muchas veces, a parejas que son más o menos decentes y que queremos más o menos, nuestros hijos estudian en una escuela más o menos, nos compramos un carro más o menos, habitamos una vivienda más o menos, o simplemente vamos por la vida sin hacer nada, y como consecuencia obvia, cuando nos preguntan ¿Cómo estás? Me imagino que intuyes la respuesta… respondemos: ¡Bueno, chico, estoy más o menos! Esto es lo que llamo ¡El síndrome del más o menos!

El mediocre es aquel que permite que otras personas o circunstancias controlen su vida, mientras él va por allí haciendo lo que se le permite ser y viviendo una vida más o menos vivible, es decir, medio vivo – medio muerto, sin Auto-Liderazgo.

Es aquel que se siente feliz de que sus Líderes decidan por él, de que su gobierno o su empresa les de todo. Nada mejor que vivir sin responsabilidades; la culpa siempre es de otros y esos otros son quienes deben arreglar las cosas.

(...) En el caso de los hombres, los ciclos que debemos cumplir corresponden a las actividades que realizamos y sus componentes son:

Inicio – Desarrollo – Culminación

La mediocridad se produce cuando nuestra capacidad para arrancar, avanzar o finalizar ciclos, se ve obstaculizada, ya sea por obligaciones externas o por nuestra propia decisión. A continuación te doy ejemplos de las limitaciones que se producen cuando obstruimos alguno de los pasos de este ciclo:


Paso 1. Inicio: Esto implica que se nos dificulta comenzar actividades que requieren de un impulso preliminar, tales como: levantarse temprano, estudiar, emprender, buscar trabajo, enfrentar problemas, crear una empresa, producir o sugerir ideas (creatividad), hacer propuestas, ir al médico, pedir aumentos de sueldo, conquistar a una pareja, solicitar un crédito, votar en las elecciones, opinar y muchas más.

Paso 2. Desarrollo: Cuando nos quedamos atascados en esta etapa, nuestra capacidad de perseverancia se ve disminuida, nuestra determinación es débil y por lo tanto dejamos de remar hacia la orilla de nuestros deseos. Las circunstancias pueden más que nuestro carácter y abandonamos fácilmente lo que hemos comenzado con tanto esfuerzo.

Renunciamos a las metas que nos hemos trazado, muchas veces sin siquiera haberlo intentado. Así, utilizamos toda clase de excusas para justificar el fracaso de las empresas, la paralización de los estudios con el pretexto de continuarlos luego, no nos arriesgamos a probar cambios para ver si funcionan, ni insistimos en nuestros emprendimientos, producimos con mala calidad, dejamos las cosas a medias y un largo etc.

Paso 3. Culminación: Aquí se trata de que tenemos inconvenientes para detener las actividades cuando es preciso o aconsejable hacerlo. Dejamos que las circunstancias sigan su camino, lo que nos acarrea problemas mayores, al quedar fuera de control. Se tiende a la testarudez.

Algunos casos que puedo mencionar son: insistir con procedimientos de trabajo equivocados o que no producen resultados, mantener una relación de pareja destructiva, arruinarse luego de acumular gran cantidad de deudas, no apartarse de vicios y hábitos nocivos, no reconocer sus errores, entre otros.

La mediocridad se presenta en diferentes oportunidades y no somos mediocres para todo o en todo momento.

Como podrás notar, lo que separa a un mediocre de uno que no lo sea, es su determinación de actuar en el momento correspondiente para cruzar los ciclos de principio a fin.

Lo grave de todo es que la mediocridad es una medida de muerte, a mayor mediocridad nos acercamos más a nuestro fin.

Lo contrario a la mediocridad representa el deseo de cumplir con nuestra misión, es decir, con vivir una mejor vida. De que mientras permanezcamos vivos, lo hagamos con una mejor calidad de vida.

No permitas que la mediocridad se apodere de ti.

No tienes que pedirle permiso a nadie para emprender, mantener o terminar acciones, en el momento oportuno. En todos los casos, siempre será una decisión personal. De esto se trata el Auto-Liderazgo.

“La Vida es una ocasión imperdible de demostrar nuestros dones y nuestras virtudes, compartiendo nuestros logros con quienes nos acompañan en la aventura vital.”

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