jueves, 27 de septiembre de 2012

EL FENÓMENO CARISMÁTICO (parte 3)


La Renovación es un movimiento teológico muy serio, sus asambleas aparecen a los ojos de muchos como reuniones semifrívolas por sus cantos, su ritmo, sus gestos, su desenfado y su acogida. Piensan que en ellos solo se cultiva un clima cálido donde es fácil la amistada y la compañía y el trato con otras gentes que buscan igualmente superar su soledad.

De todo esto y de otras muchas cosas puede haber un poco y a veces, un mucho. Lo cierto es, sin embargo, que el Espíritu Santo actúa y a lo largo de los años se ha experimentado y formulado una teología nueva que da vida a muchos miles de personas y está hoy a la vanguardia de la vivencia espiritual cristiana.

Esta teología no se encuentra en las academias y facultades porque no es conceptual. Sigue más bien el modelo fenomenológico en el que lo vivencial, lo existencial y lo experimentable es lo que prima. Es una teología nacida de Pentecostés que más o menos sigue los siguientes pasos:

1º- La acogida del Espíritu Santo mediante el bautismo o la efusión del Espíritu con la imposición de manos cambia nuestras vidas y nos abre a un mundo de vivencias nuevas.

Padre Jonas Abib, de Brasil; fuente:  http://www.flickr.com/photos/cancaonova/ 

2º- Con el paso del tiempo, el Espíritu nos va revelando a Jesús muerto y resucitado como Señor y Salvador, objeto todo ello del anuncio y del kerigma.

3º- El Espíritu nos revela de una manera especial la humanidad de Jesús. En ella sucede la encarnación y con ella se penetra en la realidad del mundo.

4º- Cristo, pues, nos ha redimido en su cuerpo de carne pero es en nuestra encarnación es decir en nuestro cuerpo de carne y en nuestra historia donde lo vamos a experimentar, sanando nuestras enfermedades, rebeldías y pecados. Asumimos la realidad tal cual es sin evasiones ni alienaciones pero en proceso de redención y superación por efecto de la gracia de Dios y de nuestra colaboración.

5º- Toda esta operación viene de arriba y es pura gratuidad; hemos sido amados cuando estábamos en pecado y éramos enemigos.

6º- No debemos pues poner el pecado y la imperfección como centro de nuestra vida. No debemos centrarnos en su eliminación. Si lo hacemos rompemos la acción gratuita y nos constituimos en salvadores de nosotros mismos. La ley nueva es la gracia del Espíritu Santo, dice Tomás de Aquino.

7º- La respuesta al amor gratuito es la acogida, dejando que el Espíritu actúe en nosotros la obra de la santidad.

8º- Esta acción nos llevará a identificarnos poco a poco con Cristo.

9º- No es fácil dejarse hacer porque aunque la acción sea gratuita sucede en nosotros con lo que el hombre viejo lucha en contra.

10º-Ni la gracia ni el Espíritu, sin embargo, sustituyen a la naturaleza. Esta debe ser humanamente educada, formada y hasta castigada a veces, ya que viene del pecado, haciéndola apta para un desarrollo óptimo dentro de la vida real. El tema de la gratuidad del que hablamos se refiere al aspecto sobrenatural de nuestra redención y salvación. No son nuestras obras las que nos salvarán pero sí las que sucedan en nosotros por obra de la gracia. No estamos cerca del iluminismo ni de ser unos alumbrados. Nadie aprobará una asignatura por obra del Espíritu Santo sin haber estudiado fuerte y duro. Pese a esto la gracia y la fe siempre serán grandes ayudas para las dificultades de la vida de cada día. Como dice Santo Tomás de Aquino, “la gracia no destruye la naturaleza pero la perfecciona”.

Fuente: ReL

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