
De todo esto y de otras muchas cosas puede
haber un poco y a veces, un mucho. Lo cierto es, sin embargo, que el Espíritu
Santo actúa y a lo largo de los años se ha experimentado y formulado una
teología nueva que da vida a muchos miles de personas y está hoy a la
vanguardia de la vivencia espiritual cristiana.
Esta teología no se encuentra en las academias
y facultades porque no es conceptual. Sigue más bien el modelo fenomenológico
en el que lo vivencial, lo existencial y lo experimentable es lo que prima. Es
una teología nacida de Pentecostés que más o menos sigue los siguientes pasos:
1º- La acogida del Espíritu Santo mediante el
bautismo o la efusión del Espíritu con la imposición de manos cambia nuestras
vidas y nos abre a un mundo de vivencias nuevas.
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Padre Jonas Abib, de Brasil; fuente: http://www.flickr.com/photos/cancaonova/ |
2º- Con el paso del tiempo, el Espíritu nos va
revelando a Jesús muerto y resucitado como Señor y Salvador, objeto todo ello
del anuncio y del kerigma.
3º- El Espíritu nos revela de una manera
especial la humanidad de Jesús. En ella sucede la encarnación y con ella se
penetra en la realidad del mundo.
4º- Cristo, pues, nos ha redimido en su cuerpo
de carne pero es en nuestra encarnación es decir en nuestro cuerpo de carne y
en nuestra historia donde lo vamos a experimentar, sanando nuestras
enfermedades, rebeldías y pecados. Asumimos la realidad tal cual es sin
evasiones ni alienaciones pero en proceso de redención y superación por efecto
de la gracia de Dios y de nuestra colaboración.
5º- Toda esta operación viene de arriba y es
pura gratuidad; hemos sido amados cuando estábamos en pecado y éramos enemigos.
6º- No debemos pues poner el pecado y la
imperfección como centro de nuestra vida. No debemos centrarnos en su
eliminación. Si lo hacemos rompemos la acción gratuita y nos constituimos en
salvadores de nosotros mismos. La ley nueva es la gracia del Espíritu Santo,
dice Tomás de Aquino.
7º- La respuesta al amor gratuito es la
acogida, dejando que el Espíritu actúe en nosotros la obra de la santidad.
8º- Esta acción nos llevará a identificarnos
poco a poco con Cristo.
9º- No es fácil dejarse hacer porque aunque la
acción sea gratuita sucede en nosotros con lo que el hombre viejo lucha en
contra.
10º-Ni la gracia ni el Espíritu, sin embargo, sustituyen a la naturaleza. Esta debe ser humanamente educada, formada y
hasta castigada a veces, ya que viene del pecado, haciéndola apta para un
desarrollo óptimo dentro de la vida real. El tema de la gratuidad del que
hablamos se refiere al aspecto sobrenatural de nuestra redención y salvación.
No son nuestras obras las que nos salvarán pero sí las que sucedan en nosotros
por obra de la gracia. No estamos cerca del iluminismo ni de ser unos
alumbrados. Nadie aprobará una asignatura por obra del Espíritu Santo sin haber
estudiado fuerte y duro. Pese a esto la gracia y la fe siempre serán grandes
ayudas para las dificultades de la vida de cada día. Como dice Santo Tomás de
Aquino, “la gracia no destruye la naturaleza pero la perfecciona”.
Fuente: ReL
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