miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL FENÓMENO CARISMÁTICO (parte 2)

Los primeros indicios de la Renovación carismática en España se dieron en Torrejón de Ardoz entre los católicos americanos al servicio de la base aérea. De ahí brotó el primer grupo de oración que al principio era en inglés y poco tiempo después se pasó al español. El año de 1973 se puede considerar el del despertar carismático en España. En marzo de ese año empieza a reunirse un grupo en Tolosa (Guipúzcoa), bajo los auspicios de la religiosa de la Sagrada Familia, Izaskun Amondarain. Algo semejante sucedió en Valladolid en el mes de septiembre. Aquí fue otra religiosa, Juana Belascoain, también de la Sagrada Familia, la que dio los primeros pasos, apoyada desde el principio por el P. Román Carter O.P. y por el P. León Maxfield, religioso de la Saleta. También ese mismo año aparecen indicios de Renovación carismática en Bilbao, Mérida, El Escorial y Zaragoza.


Sin embargo, pienso que fue determinante la fundación, en ese mismo año, de los grupos Ágape de Barcelona y Maranatha de Madrid. En la "estrategia" y designio del Espíritu, la aparición de estos dos grupos, hijos de la misma tradición, ha ayudado a vertebrar la Renovación carismática de España. En efecto, a primeros de este año 73, se encuentra en Barcelona el matrimonio Caminero. Son españoles, pero habían conocido la Renovación en Colombia. De ellos reciben la efusión del Espíritu, en distintos momentos, un grupo de personas, entre los que se encuentran el matrimonio Antonia Vidal y Pedro Manén, y el sacerdote Luis Martín, operario diocesano. Algunas de las personas que han recibido la efusión en Barcelona pertenecen al "Movimiento familiar cristiano". Rápidamente comunican con otros amigos de Madrid, pertenecientes al mismo movimiento. Acuden a la llamada un par de matrimonios madrileños que viajan para ver de cerca "la zarza que ardía ya en Barcelona, sin consumirse". A mediados de abril reciben la efusión del Espíritu Pepe Pérez Torres y su mujer Angelita y también el matrimonio Miguel y Fina de la Puerta. Con esto habían sido puestas las primeras piedras del grupo madrileño que, más tarde, se llamará Maranatha.

Poco a poco toda la geografía española se fue llenando de grupos. Por la razón que fuera aquí no se siguió el modelo francés que primaba las grandes comunidades. Entre nosotros surgieron por doquier grupos autónomos que se fueron coordinando, naciendo así las coordinadoras regionales y la nacional. Desde el primer momento se consideró una corriente espiritual sin fundador, sin intención de perpetuarse, sin pretensiones públicas, fuera del derecho canónico y de toda la legislación oficial. Eran grupos privados en que los miembros se reunían libremente para orar sin alguna otra intención. Tenían conciencia, eso sí, de pertenecer a la Iglesia, de su amor hacia ella y de ser sal y fermento, constituyendo un potencial renovador dentro de ella por la experiencia del Espíritu con que eran movidos..

En el año 2003 una parte de esta Renovación, bajo los auspicios de la coordinadora nacional del momento y por influencia italiana, decidió dotarse a sí misma de estatutos, convirtiéndose en asociación privada. Dichos estatutos fueron presentados a la conferencia episcopal siendo aprobados después de dos o tres años de deliberación. Esta decisión pilló desprevenida a mucha gente y a muchos grupos y engendró fuertes tensiones. Algunos no pudimos asumir en conciencia un cambio tan drástico y de esa forma quedó dividida la Renovación en España. La Renovación siempre había pretendido ser la sal en el cocido no una pieza más de ese plato.

De todas formas, hoy, después de diez años, ha nacido en ambas expresiones carismáticas una generación nueva que no ha conocido ni guarda memoria del evento que nos separó. Se ha demostrado que ambas Renovaciones pueden convivir sin ser un duplicado solapado. En efecto, la Renovación de estatutos se dedica más a la pastoral cultivando los carismas en niños y jóvenes mientras que la Renovación de siempre se inclina más por la experiencia mística, de alabanza y de profundización teológica. Pienso que la Renovación actualmente está bien como está y ambas expresiones son obra del Espíritu Santo.
  

Donde hay miel siempre pululan las moscas. En efecto, alrededor de estas grandes corrientes de vida y renovación, ha nacido lo que yo llamo el fenómeno carismático. Este está compuesto de comunidades, grupos y formas que se consideran frutos de la Renovación aunque ya no están en ella. Existen también predicadores, sanadores y formaciones que cultivan alguno de los carismas. A veces se consideran cercanos a la Renovación, otras veces no quieren saber nada de ella, aunque utilizan sus métodos, modos y maneras.

Muchas de estas proliferaciones son o pueden ser auténticas y en general sirven y hacen bien a mucha gente. Son tres los defectos en que pueden caer:

1º- Ir demasiado por libre con el sometimiento excesivo y exclusivo a un líder.

2º- Centrarse en los carismas de sanación, que son los más atractivos y congregan con facilidad a multitud de personas.

3º- Carencia de teología seria. Muchos de ellos aunque guarden formas carismáticas han renegado de su madre y se quedan en el simple ejercicio de algo, sin alimentarse de verdad y no creciendo ni en la santidad ni en el conocimiento de Jesucristo. Detestan la pobreza de los grupos de la Renovación que son poca cosa porque no pertenecen al tinglado del organigrama oficial por lo que no se cuenta con ellos para casi nada. Cosa que no es ningún desprecio ya que su labor no está ahí.

El fenómeno carismático católico está muy potenciado por el mismo fenómeno entre los protestantes. En medio de nosotros pululan muchos grupos de pentecostales y evangélicos que destacan en especial por sus cantos llenos de unción y belleza. Son cantos en segunda persona que entablan un diálogo vivo con Jesucristo y expresan una vida espiritual muy intensa.

Finalmente incluyo dentro del fenómeno carismático a las apariciones de la Virgen en Medugorje. Las conversiones que se dan allí se parecen mucho a los cambios de vida que acontecen en las efusiones del Espíritu carismáticas. Yo he conocido en congresos internacionales de la Renovación carismática a franciscanos de aquella parroquia antes y después del comienzo de las apariciones y me comuniqué bastante ya que, en el guirigay de las lenguas, me entendía con ellos en alemán, sobre todo en las comidas. Por otra parte una teología de gratuidad como la carismática es la que mejor recibe y explica lo que la Virgen quiere trasmitirnos allí.

Fuente: ReL

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