domingo, 5 de agosto de 2012

EL IRLANDÉS


Cine costumbrista, de sabor clásico


El británico John Michael McDonagh debuta en el largometraje, después de su experiencia como guionista. Nos cuenta una historia a medio camino entre un costumbrismo irlandés de sabor fordiano, y un thriller que recuerda a cierto noir francés. El resultado, sostenido por unos excelentes Brendan Gleeson y Don Cheadle, funciona.


El sargento irlandés Gerry Boyle trabaja en la policía local de un pequeño pueblo lejos de Dublín. Es un tipo impresentable: bocazas, vago, putero y racista. Está soltero y sólo le queda su madre, a la que trata con cariño. Un asunto de narcotráfico le obliga a trabajar con un agente del FBI, Wendell Everett, negro y americano, dos ingredientes que no son del agrado del irlandés. Lo que comienza siendo una combinación imposible, al estilo de las buddy comedies, entre el policía escrupuloso y profesional, y el policía cínico y desganado, acaba sacando a la luz un sargento Boyle de inconmensurable humanidad.

Antítesis de blancos y negros


La película es la antítesis de blancos y negros: todo son matices, y ahí quizá reside su frescura, y también su autenticidad. Aunque tiene guiños surrealistas, y obviamente cómicos, el fondo tiene una hondura dramática importante: Boyle, que es un antihéroe, alejado de cualquier ejemplaridad, tiene sin embargo un núcleo sólido en la conciencia de sí mismo. Sabe que hay cosas por las que merece la pena sacrificar la vida, y lo sabe, no como fruto de un discurso moral complejo, sino porque lo lleva grabado en los genes. Quizá se deba a su condición de católico, ilustrada en el film a través de la figura de su madre, una mujer también poco convencional, que acude periódicamente a la iglesia para confesarse.

Lo interesante es que Boyle no es un hombre mezquino que se va transformando hacia la virtud. Es mezquino hasta el final, pero..., capaz de grandes cosas. En ese sentido, se aleja del prototipo de personaje de guión y se acerca más a la realidad de la vida. De hecho, el personaje, a pesar de ser protagonista, no acaba de caer bien al espectador. Sólo al final es posible decir: ¿Quién iba a pensar que fulanito era capaz de hacer tal cosa? Como la vida misma...

Contra los prejuicios


Por otra parte, el personaje que encarna Don Cheadle representa al que hace lo correcto, lo que se espera de él. Padre de familia, escrupuloso profesional y educado, parece que no tiene nada que aprender de Boyle. Sin embargo, también él va a dilatar sus horizontes gracias a su encuentro con Boyle. Si hay algo contra lo que arremete esta singular película policiaca son los prejuicios.

Juan Orellana
Alfa y Omega > Nº 795 / 19-VII-2012 > Desde la fe > Cine

No hay comentarios:

Publicar un comentario

O noso blog necesita dos teus comentarios!