martes, 31 de julio de 2012

EL DÍA EN QUE SAN IGNACIO CASI MATA UN MORO AL PITO-PITO-GORGORITO

En 1522, en una hermosa tarde en el mes de marzo, un caballero musulmán se encontró con el noble Iñigo de Loyola - el posteriormente famoso San Ignacio – yendo hacia Barcelona, y propuso que ambos siguieran juntos el camino. Al ser preguntado sobre la dirección que llevaba, Iñigo dijo que iba a Igualada y luego a la Capilla de la Santísima Virgen. En ese momento, el moro puso de manifiesto dudas sobre la virginidad perpetua de la Madre de Jesús...


El moro aceptaba el hecho de que Nuestra Señora fuese virgen antes del parto, pero entendía cómo podía haber permanecido virgen después. Sin argumentos para oponerse al caballero cristiano, justo antes de espolear a su mula y largarse rápido al galope, el moro dijo:  

- ¡No! ¡Por Mahoma, la madre de Jesús no conservó su virginidad!

Profundamente indignado por esta blasfemia, Iñigo pensó en perseguir al musulmán y matarlo:

- Ese desdichado osó insultar horriblemente a la madre divina de mi Soberano Señor! Y yo, hidalgo, yo, caballero de la Virgen soberana y Señora, ¿podré sufrir este ultraje hecho a su honor sin tratar de vengarlo? ¿No debería atravesar con mi espada a ese mahometano? No, no será así! ¡Iñigo de Loyola no puede ser cómplice de semejante delito! Corramos detrás de este infiel, y, poniendo el pie en el cuello, forcémoslo a confesar que es un blasfemo desdichado y que la purísima Señora y Reina del Mundo (...) mantuvo perpetuamente su santísima virginidad! ... (1)

Es importante tener en cuenta que el joven Iñigo se había convertido recientemente, y hacía pocos días que dejara el castillo de su familia y la vida de caballero para servir a Dios. Por lo tanto, no había dejado del todo su vieja manera de arreglar las cosas (a leches). También carecía de un conocimiento más profundo de la doctrina y la espiritualidad cristianas.

Iñigo se había lanzado en caza del musulmán, cuando detuvo en seco a su caballo y meditó:

- ¿Me es lícito matar a un hombre a la gloria y el honor de mi Soberana? Lo ignoro por completo. Y como tengo dudas, confío el asunto al juicio de Dios.

Estando delante de un bifurcación del camino, tuvo la “brillante” idea – (#ironia) – de soltar a su caballo en el camino y dejarlo elegir libremente el camino: si el animal tomaba la dirección de Barcelona, perdonaría al moro y se llevaría a casa la indignación; sin embargo, si el animal seguía el mismo camino del blasfemo, Iñigo entendería que era una señal de Dios para que le diera caza y lo atravesara con su espada. ¡Óu mai God!...

 Seguramente el Señor tuvo misericordia de su humilde servidor, e hizo que el animal tomase la dirección de Barcelona. El gaznate del moro siguió intacto, así como el alma del joven Iñigo. Es muy probable que su profunda convers
ión le haya granjeado méritos suficientes para compensar su gran gazapo de santo principiante, por lo que el Espíritu le ayudó, guiándolo por los pasos de un caballo. Aunque obviamente, dejémoslo claro, no podemos basar las decisiones de nuestra vida en juegos como este, ni confiar en nuestras inclinaciones personales.

Esta historia, revelada por el propio santo a sus compañeros años más tarde, ilustra el aprieto en que viven algunos cristianos que no tienen un director espiritual o amigos católicos que los sostengan en el camino de la fe. Y así, frente a los desafíos de la vida cotidiana, los tiempos difíciles, las decisiones importantes a menudo están más perdidos que un pulpo en un garaje, sin saber qué camino tomar. Y es casi inevitable que queden más vulnerables a los consejos de personas impregnadas con la mentalidad del mundo.

En el primer período después de su conversión radical, Ignacio vivió como un ermitaño y un mendigo. Su experiencia de soledad y de penitencia intensas fue muy fructífera, es cierto, pero también lo expuso a momentos de confusión y desesperación (como cuando fue tentado al suicidio). Pero pronto se dio cuenta de que el Señor le tenía reservado otro destino: en la Universidad de París, el santo reunió a un pequeño grupo de amigos que se reunían para hablar de las cosas en la vida, de las cosas de Dios y para hacer los Ejercicios Espirituales. Y así, el "llanero solitario" acabó siendo el fundador de una de las comunidades religiosas más importantes de la Iglesia: la Compañía de Jesús.

Sería demasiada frivolidad, y hasta un pecado, menospreciar la vocación de los antiguos ermitaños, cristianos que vivieron en aislamiento total y en penitencia, en lugares inhóspitos- que ha dado tantos santos a la Iglesia; sin embargo, es fundamental tener en cuenta que el cristianismo es esencialmente una experiencia de fe comunitaria. Es casi imposible ser buenos cristianos si estamos aislados, si no tenemos la amistad de otros cristianos, más maduros en la fe, para inspirarnos y sostenernos.

También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos". (Mateo 18: 19-20)

Con estas palabras, Jesús nos enseña cuánto le gusta a Dios ver a los cristianos unidos en Su nombre. Por supuesto, esto no desvaloriza la oración individual, y muestra cómo vivir la dimensión comunitaria de nuestra fe. Para que seamos fuertes y firmes, los cristianos necesitamos convivencia, no solamente en tiempos de formación espiritual. Tenemos que ser amigos, salir a comer y divertirnos juntos. Cuanto más tiempo le dedicamos a construir amistades cristianas, más fuerte será el cemento que nos une, como ladrillos que forman la Iglesia.


Aquí le doy un testimonio personal: en el tiempo de mis prácticas como MIR, recibí el encargo de montar una campaña para el Día Mundial de Lucha contra el SIDA, que se publicaría por medio de carteles por toda mi Universidad. Yo no sabía cómo hacer algo que pudiera ser aprobada por los jefes sin salirme de la consabida propaganda de preservativos, y no quería negarme a hacer el trabajo, o ser poco profesional. Así que llamé a un amigo católico que es ginecólogo y me dio una gran idea: centrarme en la lucha contra los prejuicios hacia las personas con VIH. ¡Le hice caso y me salió redondo!

Como ésta, tengo muchas historias que contar. Si no tienes un director espiritual - que, en general, es un sacerdote o miembro de una orden religiosa - y no das prioridad a estar con los amigos católicos, procura probar estas realidades. O bien, cuando estés en una de esas encrucijadas de la vida, siempre puedes hacer el pito-pito-gorgorito…


Nota: (1) Daurignac, J. M. S. Santo Inacio de Loiola: fundador da Companhia de Jesus.. Apostolado da Imprensa, 1937.


Fuente: OCatequista

lunes, 30 de julio de 2012

EL GRAN MILAGRO

Cuando tengáis un rato, echadle un vistazo a esta película: emotiva y constructiva para los católicos medio adormilados (casi todos nosotros...), incluso para los chavales. BUENÍSIMA (al menos me pareció; dejad vuestros comentarios!).




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domingo, 29 de julio de 2012

PARA MOMENTOS DIFÍCILES

Una buena oración para estos momentos es la que aquí os dejamos y que San Ignacio rezaba habitualmente. Una oración que refleja ese deseo de intimidad con Jesús, sabiendo que de él viene todo aquello que necesito en esos momentos.



Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos.
Amén.

PLACER Y SOBRIEDAD


En cuestiones educativas, como en la vida de todos, advertía Chesterton que un placer puede matar otro placer, como un color puede matar otro color. Cada figura de color requiere un telón de fondo y, a menudo, la figura más brillante es la que tiene un color gris o negro de fondo. Las proporciones entre placer y sobriedad son un problema delicado, como las proporciones entre azul y negro, o gris y oro. Pero es un problema de dar con las proporciones, no de apilar los placeres uno encima de otro. La vida debería estar tan mezclada que haya en todos nuestros placeres un ligero elemento de sorpresa. Los niños entienden eso, pero la cuestión, aquí y ahora, es si tantos niños demasiado precoces no habrán perdido la capacidad de comprenderlo.



G. K. Chesterton. «Pleasure-seeking in the Modern World», artículo del 9 de diciembre de 1922, The Illustrated London News, Collected Works volumen XXXII.



ELEFANTE BLANCO


Los prejuicios empañan un gran testimonio


Llega a los cines Elefante blanco, con el actor Ricardo Darín en el papel protagonista, interpretando a un párroco en una villa miseria de Buenos Aires. La película tiene algunas sombras, que el espectador deberá tener en cuenta, como la relación pasajera de otro sacerdote con una mujer. Si no fuera por estos elementos, estaríamos hablando de un impecable testimonio de compromiso sacerdotal. Lástima que alguna escena fuera de tono empañe el resultado final.

 El director argentino Pablo Trapero, con una amplia filmografía, siempre dura y a menudo radical y sórdida, explora por primera vez y se zambulle en el mundo de los sacerdotes, específicamente de aquellos que, comprometidos en obras sociales de enorme peligrosidad, formaron parte del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo. En concreto, la película es un claro homenaje al padre Carlos Múgica (1930-1974), fundador de la parroquia Cristo Obrero, en una villa miseria, y que murió asesinado a balazos, dejando un legado de caridad y reconocimiento del pueblo.

La película está protagonizada por el padre Julián (Ricardo Darín), párroco de la parroquia de Cristo Obrero, enclavada en Villa 31 de Retiro, en Buenos Aires; un lugar infestado de bandas de narcotraficantes, jóvenes drogadictos y familias desestructuradas. Es un sacerdote recio: hombre de oración, de sacramentos, cercano a su obispo -que no complaciente-, seguidor del carisma del padre Múgica, y de fuerte devoción mariana: reza el Rosario a diario con sus coadjutores.

Al padre Julián le diagnostican un tumor cerebral irreversible, y él, sin decir nada a nadie, decide buscar un sucesor como párroco. El sacerdote que vive con él es muy trabajador y buen cura, pero demasiado joven. Así que decide recurrir a un compañero de seminario, el francés Nicolás, muy comprometido socialmente con los indígenas, y que está marcado por un sentimiento de culpa ante el asesinato de sus feligreses en la selva mientras él permaneció escondido. Una vez en la parroquia de Cristo Obrero, el proyecto más importante es levantar unas construcciones de realojamiento de los habitantes de la Villa, que viven en chabolas. Pero problemas económicos y políticos que afectan al Obispado amenazan con parar las obras.

La primera hora de película es un impecable testimonio de compromiso sacerdotal, en comunión con la Iglesia y ejemplar entrega. Es sorprendente que, en un contexto mediático en el que la figura del sacerdote aparece frecuentemente asociada a escándalos y turbiedades, Trapero nos presente a sacerdotes normales, como Julián y su joven colaborador, hombres de fe sin intereses espurios ni motivaciones oscuras.

El guión y la cinta tienen, sin embargo, dos elementos que ensombrecen el resultado: el affaire del padre Nicolás con Luciana, y el papel del padre Julián en el desenlace del film. Nicolás se enamora de Luciana, con la que se entrega a una apasionada relación, incluso sexual. La película es muy explícita en esto y se trata de tal manera que alguien lo puede interpretar como una apuesta de Trapero por el celibato opcional. Esta subtrama a lo Pájaro espino perjudica el tono realista, social, y auténtico del film. No porque en la vida real no puedan suceder esas cosas, sino porque el tono de la película va por otro lado.

El segundo punto disonante, el desenlace, es demasiado ambiguo, no por decisión del guionista, sino por la resolución de la puesta en escena, y puede afectar a la coherencia que ha mantenido hasta ese momento el personaje de Julián. Hechas estas dos puntualizaciones, hay que reconocerle a la película fuerza, dramática y visual, una poderosa puesta en escena y una excelente dirección de actores.

Hay otro punto interesante. La relación del padre Julián con su obispo, aunque tensa, es cercana, libre, sincera. El obispo visita el barrio y Julián le dice siempre claramente lo que piensa. Quedan atrás aquellos esquemas de marxismo doctrinario en los que se exacerbaban las diferencias y contradicciones dentro de la Iglesia. Lo que define a los protagonistas no es una lucha ideológica, sino su entrega a la gente, una entrega que nace de la fe, y no de la lucha de clases. En fin, una película que a pesar de sus peros, no trivializa la realidad, sino que se la toma en serio. Y por tanto al espectador también.

 


Fuente: Alfa y Omega > Nº 794 / 12-VII-2012 > Desde la fe > Cine

jueves, 26 de julio de 2012

ANTE QUIEN AUN DEFIENDE EL ABORTO EUGENÉSICO:

Javier Mª Pérez-Roldán, abogado de familia y padre de una niña con espina bífida, responde al neurocirujano Javier Esparza.


El Diario El País publicó ayer una carta del neurocirujano infantil Javier Esparza que lleva por título "Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento". En ella se muestra en contra de la prohibición del aborto en los casos de malformación fetal. En la misma apela a supuestos argumentos humanitarios para permitir el aborto, tachando a los que se oponen a ello de ignorantes o de actuar por intereses espurios. Funda su tesis en un argumento falso como es el sufrimiento de los niños con determinadas dolencias, y de sus familias.

Desde hace 12 años soy abogado de familia y desde hace 7 padre de una niña con espina bífida. Durante estos últimos años me he dedicado, en exclusiva, a dos cosas: velar por el interés de los hijos de mis clientes, y ejercer como padre de mi hija y de sus otros dos hermanos, de 5 y 3 años.

Mi hija tiene parálisis en ambas piernas, y desde los tres años convive diariamente con su silla de ruedas. Tiene también todos los problemas que usted cita como asociados a la espina bífida, salvo la siringomielia. Es más, su lesión (que lo es en la modalidad más grave) está localizada a la altura de la vértebra L4-L5 y según nos comentan todos los profesionales que la tratan, es la más alta que han visto es muchos años. Ha pasado por cinco operaciones, y tiene citas periódicas en siete especialidades médicas.

Ahora bien, mi hija no sufre ni más ni menos que una niña de su edad. Juega, ríe, quiere, ama y siente exactamente igual que sus dos hermanos sanos. Y, a veces, también llora, pero sus lágrimas no tienen ningún poso de amargura ni dolor por encima de las de sus amigas o de las de sus hermanos, pues como ellos, llora por nimiedades.

Como abogado de familia he conocido niños con depresión crónica por culpa de la separación tormentosa de sus padres, que arrastran una existencia triste y sufriente. Como sufren más que mi hija y sus hermanos, ¿los eliminaría?

Y en cuanto a la familia, fíjese si el sufrimiento no es tan extremo como usted dice que después de su nacimiento hemos tenido otros dos hijos, señal de que el cuidado de nuestra hija no nos ha supuesto trauma ninguno.

Estas anomalías, por sí, no causan el sufrimiento que usted pretende. De hecho, si bien el dolor ante cualquier enfermedad o revés de la vida es inevitable, el sufrimiento es totalmente voluntario, pues es éste una percepción personal y subjetiva de la propia realidad. Hay quien ante cualquier mínimo problema ante la vida sufre, y sufre sin mesura, y hay quien ante obstáculos insalvables y dolores sin medida se crece, pues admite su dolor con entereza.

De hecho, por la enfermedad de mi hija he estado en contacto con numerosos afectados de espina bífida (algunos en grados muy severos) y siempre se han manifestado esperanzados y alegres por el don de la vida. ¿Ha oído usted de enfermos de espina bífida que se hayan suicidado o que hayan solicitado la eutanasia?. Sin duda usted conocerá el estudio de su compañero neurocirujano Rob de Jong, publicado recientemente en la revista Pediatric, donde sostiene, por medio de estudios de campo, que los recién nacidos con este mal congénito apenas tenían dolores.

Por eso me causa sonrojo su carta, llena de adulteraciones de la realidad vivida por cientos de enfermos y sus familias. Pero mayor sonrojo me causa su supuesto humanismo. Dice usted que nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento ¿y en qué principio ético funda usted tan categórica aseveración? ¿y porqué presupone usted el sufrimiento de estos pacientes?

En cuanto a la fundamentación de su aseveración, alega la mismas causas que las autoridades nacional-socialistas responsables del plan de exterminio de enfermos Aktion T4. El plan se fundaba en que había vidas que no eran dignas de ser vividas, y cuyo asesinato era tanto un acto de compasión como un beneficio para la comunidad. Usted alega ambas cosas (igual que los Nazis) pues sostiene que "el colmo" es que los esfuerzos realizados para el tratamiento de estos niños es un desperdicio, pues acaban muriendo a los 20 años, y encima arrastrando un sufrimiento sin medida. ¡Qué argumento tan falaz! Usted sabe que miente, pues al día de hoy, la esperanza de vida de estos pacientes es prácticamente la misma que para personas sanas. Pero es que, además, aunque fuera verdad el fallecimiento a los 20 años ¿me va a decir usted que no merecen vivir estos 20 años? Usted está jubilado y pronto empezará a sufrir achaques. De vida, según las estadísticas del INE, no le quedan más que 16 años ¿le parecería justo que a la primera recaída de usted le privemos de un tratamiento por lo costosísimo del mismo teniendo en cuenta que no le quedan años para "amortizar la inversión" y más teniendo en cuenta que usted, en la vida, ha hecho lo que tenía que hacer? Según su teoría sería menos grave matar a un zambiano (con una esperanza de vida de 36 años) que a un español (con 81 años de esperanza).

Las personas no son una inversión, son un bien en sí mismo, y no podemos desahuciar a los que tenga cáncer, o SIDA o cualquier otra enfermedad por lo costoso del tratamiento y por el alto índice de mortandad durante el mismo.

En el culmen del paroxismo dice usted que el aborto ayudó a prevenir la espina bífida. Nos descubre con ello su auténtico rostro, pues según usted sería muy fácil que España se colocase a la cabeza de los países saludables. Bastaría con eliminar a todo enfermo o lesionado grave (con cáncer, SIDA, paralítico por accidente de circulación) para poder vender al extranjero nuestras estadísticas y colocarnos como el país con la mejor política de prevención de enfermedades. Veo que usted es de los expeditivos que opina que muerto el perro se acabó la rabia. ¡Menos mal que no tiene usted responsabilidades en la política penitenciaria, pues sabemos cómo acabaría usted con los índices de delincuencia: fulminando al delincuente!
Sólo le quiero decir una cosa. Lo que nos hace sufrir a los afectados por esta enfermedad son los profesionales médicos como usted. Cuando a los tres meses del embarazo nos anunciaron la enfermedad de nuestra hija, nos recomendaron insistentemente el aborto, y ello hasta hacernos sentir culpables si traíamos al mundo a un niña solo para que sufriera. La realidad es nunca tomamos mejor decisión que tenerla, pues pasado el tiempo intimamos con dos matrimonios que abortaron a sus hijos por tener espina bífida ¡no sabe usted el terrible padecimiento moral de estas dos parejas al ver que si no hubiera cometido tan criminal acto podrían tener con ellos a sus hijos, que de seguro serían tan alegres y joviales como la nuestra! Y le pregunto ¿qué derecho tenían los médicos que les indujeron al aborto a obligarles al calvario de remordimientos que están pasando?

Que sepa que mi hija enferma tiene la misma dignidad que usted y el mismo derecho a vivir que tuvo usted. Ninguna sociedad tiene derecho a decir sobre si la vida de otro es digna o no, o a determinar si una enfermedad causa o no sufrimiento sin preguntar al afectado.

Mi hija necesita para vivir de la ayuda de otros en el mismo grado en que yo la necesito, aun estando sano. Si los hombres vivimos en sociedad es porque nos es necesario el concurso de otros para nuestra supervivencia. Por esto existe la sociedad y los gobiernos de la mismas: para ejercitar la ayuda mutua. En occidente tenemos la suerte de que prosperó la razón benéfica del ágora de Atenas sobre el terror eugenésico del Taigeto espartano ¿usted que es, ateniense o espartano?


Javier Mª Pérez-Roldán
Fuente: Hazteoír

PUES AL QUE TIENE, SE LE DARÁ MÁS TODAVÍA Y TENDRÁ DE SOBRA



“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga” (Mt 13,12).

Con estas palabras Jesús responde a sus discípulos, que le habían preguntado por qué hablaba mediante parábolas. Él les explica que no a todos les es dado conocer los misterios del reino de los cielos, sino sólo a las personas con una buena disposición para acoger sus palabras y vivirlas.

De hecho, entre quienes le escuchan hay algunos que, voluntariamente,  cierran sus ojos y sus oídos, por lo cual “viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden”. Son aquellos que ven y escuchan a Jesús, pero, pensando que ya conocen todas las verdades, no creen en sus palabras y en los hechos que las confirman. Y así acaban  perdiendo también lo poco que tienen.


“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga”.

¿Cuál es, pues, el significado de esta frase de Jesús? Él nos invita en ella a abrir nuestro corazón a la Palabra que ha venido a anunciarnos, y de  la que nos pedirá cuenta al final de la vida.

Los escritos evangélicos nos muestran que el anuncio de esta Palabra se sitúa en el centro de todos los deseos y de toda la actividad de Jesús. Lo vemos ir de ciudad en ciudad, por las calles, por las plazas, por los campos, a las casas o a las sinagogas para anunciar el mensaje de la salvación, dirigiéndose a todos, pero especialmente a los pobres, a los humildes y a los marginados. Él compara su Palabra con la luz, con la sal, con la levadura, con una red echada al mar o con una semilla arrojada en la tierra; y dará su vida para que se extienda el fuego que la Palabra contiene.

“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga”.

Jesús espera, de la Palabra que ha anunciado, la transformación del mundo. Por consiguiente, no acepta que, frente a este anuncio, se pueda permanecer neutral, tibio o indiferente. No admite que un don tan grande, una vez recibido, pueda quedar inoperante.

Y para subrayar esta exigencia suya, Jesús reafirma en esta frase una de sus leyes, que está en la base de toda la vida espiritual: a quien pone en  práctica su Palabra, Él lo introducirá cada vez más en las riquezas y en las alegrías incomparables de su reino; por el contrario, a quien descuida su Palabra, Jesús se la quitará, confiándosela a otros para que la hagan fructificar.

“Pues al que tiene, se le dará más todavía y tendrá de sobra; pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tenga”.

Por lo tanto, esta Palabra de vida nos pone en guardia contra una grave falta en la que podemos caer: la de acoger el Evangelio convirtiéndolo, tal vez, en un mero objeto de estudio, de admiración o de discusión, pero sin ponerlo en práctica.

En cambio, Jesús espera de  nosotros que acojamos su Palabra y que la encarnemos en nuestro interior, transformándola en la fuerza que impregne todas nuestras actividades para que, de este modo, a través del testimonio de nuestra vida, sea aquella luz, aquella sal y aquella levadura que poco a poco transforme la sociedad.

Durante este mes, entonces, consideremos una cualquiera de las muchas Palabras del Evangelio y pongámosla en práctica. Enriqueceremos nuestra alegría con otra alegría.


miércoles, 25 de julio de 2012

NOSOTROS TAMBIÉN ESTAMOS CONTAMINADOS POR LA CULTURA DE LA DESVINCULACIÓN

Sí, nosotros, los miembros de la Iglesia, (...) estamos contaminados en una medida variable por este gran mal que afecta al conjunto de la sociedad: la cultura de la desvinculación. Este tipo de hiperindividualismo hace imposible ninguna actitud de donación más allá de lo que es mi estricto interés personal. Atención, en muchos casos, este interés es legítimo: mi familia, el trabajo, los hijos, la situación difícil, la entidad a la que pertenezco... La cuestión no es ésta sino el hecho de que esta dedicación actúe de manera absoluta haciendo imposible participar en iniciativas más amplias de otros. Interesantes iniciativas de formación, información y acción se encuentran desatendidas porque los católicos no salen de su nido.

En el transcurso de los últimos años, constato como cada vez más nuestra gente va quedando más encerrada en sí misma. ¿Puede ser un efecto de la crisis? Es probable, pero parte de este fenómeno ya se venía observando antes, si bien con menor intensidad. Pienso sólo en términos de mi grupo, de mi familia, de lo que me concierne directamente; (...) pero soy incapaz de incorporarme a nada que sea más colectivo, a nada que implique participar junto con otros.

Este es un problema muy grave porque, desde el punto de vista organizativo, el catolicismo en nuestro país está extraordinariamente fragmentado y, si no hay actuaciones transversales cooperativas que permitan convertir esta fragmentación en colaboración positiva, no haremos nada de lo que debemos hacer. Sabrán que son hijos míos al ver cómo se aman entre ellos. Pues a ver si el mandato se cumple. Ejemplo: no tiene sentido montar un seminario (...) limitado a 50 personas, haciendo pasar a lo largo de una semana a gente del más alto interés internacional para debatir aspectos fundamentales (...), y que el resultado sea que todo el mundo esté tan ocupado que cueste un esfuerzo extraordinario cubrir las plazas. (...).

Y no, no es un problema de falta de tiempo. Es como quien dice que reza poco por falta de tiempo pero acude con seguridad una hora diaria al gimnasio. Es una cuestión de a qué damos prioridades. Es una cuestión de desapoltronamiento. Si no cambiamos radicalmente y ayudamos a cambiar acabaremos bloqueados en nuestras propias y pequeñas iniciativas. Y lo subrayo una vez más: no se trata de abandonar lo nuestro, lo que hacemos, lo que nos es más inmediato, se trata de encontrar el tiempo necesario para participar en acciones comunes. O se encuentra este punto de equilibrio o vamos hacia la reducción a una anécdota antropológica del catolicismo catalán. Que el Señor nos perdone y haga más que nosotros.


Josep Miró i Ardèvol, E-Cristians y miembro del Consejo Pontificio para los Laicos



ESCOMBROS


Las luces del camino hay que clavarlas en la tierra. El electricista protesta de los albañiles que dejaron el jardín lleno de escombros de la obra. Donde tiene que clavar una lámpara se da con un ladrillo o una torta de cemento, y ha de buscar una azada y ponerse a escarbar. Él y yo nos indignamos juntos un buen rato —cobra por horas— de lo mal que hace la gente su trabajo, de la falta de cuidado y de respeto, etc. Al final de la mañana, con la fuerza que le da la indignación, consigue poner todas las luces. Le pago. Se va enseguida. Y cuando estoy volviendo de acompañarle a la puerta, compruebo que ha dejado el camino lleno de las mondaduras de colores de los cables y de las bolsitas de plástico donde venían las lámparas. Vaya.
lunes, 22 de septiembre de 2008

MI CÁLIZ LO BEBERÉIS


En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó:

-¿«Qué deseas?»

Ella contestó:

-«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»

Pero Jesús replicó:

-«No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber? »

Contestaron:

-«Lo somos.»

Él les dijo:

-«Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre.»

Los otros diez, que lo hablan oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo:


-«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos.»


EL REY HERODES HIZO PASAR A CUCHILLO A SANTIAGO


En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo.

Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó.

 
-«¿No os hablamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre.»

Pedro y los apóstoles replicaron:

Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen.»

Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos.

Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.




NO TENGAMOS VERGÜENZA, HABLEMOS DE JESÚS

(...) Habiendo encontrado a alguien tan especial para nosotros y que tanto significa en nuestras vidas, en nuestra manera de ser y de relacionarnos con los demás, no podemos ser tan egoístas de quedárnoslo solamente para nosotros. Cuando uno descubre a un buen amigo, siente el impulso de darlo a conocer a los demás, a sus otros amigos, a sus compañeros... Y además se muestra ilusionado al hacerlo.


Autora: Akiane

Jesús ha dado sentido a nuestra vida e, incluso, la ha hecho brillar. En momentos de dificultad, de oscuridad, de crisis; de guerras, hambre, pobreza y opresión, Él es el amigo-Dios que nunca nos falla y que siempre nos ayuda. Cuando estamos solos o acompañados, eufóricos o cabizbajos, Él siempre está dispuesto a iluminar nuestros pasos, a ser el que nos ayude a salir del atolladero. No siempre será fácil, pero ahí se encuentra, a nuestro lado. Nos ha enseñado a no pasar de largo ante el sufrimiento humano, nos ha pedido que seamos justos y libres, que ofrezcamos amor y que luchemos por la paz, que, lejos de odiar, seamos capaces de perdonar; nos ha dicho que hay que saber levantarse cuando se cae, que nunca nos debe faltar la esperanza de su amistad y la certeza de su verdad, para seguir con valentía y generosidad el camino que Él nos propone.

Semejante "tesoro de amigo" no es para guardarlo para uno mismo. Sería una postura egoísta, que iría en contra de lo que el mismo Jesús nos propone. Como ha dicho el papa Benedicto XVI, "no se puede encontrar a Jesucristo y no darlo a conocer a los demás". Es más, no se le puede seguir en solitario. El individualismo es anticristiano. No vivimos solos ni "estamos solos en la fe, somos eslabones de la gran cadena de los creyentes.

"Ninguno llega a creer si no está sostenido por la fe de los otros". No debemos, por tanto, silenciar a Jesús y todo lo que Él nos ha enseñado y mostrado. Dejemos a un lado el miedo, la vergüenza, la timidez... y hablemos de Jesús; mostrémonos como constructores de su reino de justicia, libertad y amor. Seamos "luz del mundo", "llamas de esperanza que no queden ocultas".


Fuente: Supergesto

martes, 24 de julio de 2012

Páginas web que «obligan» a rezar

Las nuevas tecnologías nunca han estado reñidas con la oración. Día a día surgen nuevas aplicaciones y páginas web que ayudan también a rezar.

Una de ellas es Marian Minute, una página que invita a dedicar un minuto a rezar a la Virgen. No se puede mover el ratón ni pulsar ninguna tecla durante un minuto, porque si lo hace, mire lo que ocurre. Sesenta segundos dedicados a la oración en una página web que ya está en siete idiomas.

También ayuda la web rezaelrosario.com. Permite seguir el rosario estación tras estación como si fuese un plano de metro.

Unas iniciativas que están a la vanguardia de una nueva evangelización a golpe de click.


lunes, 23 de julio de 2012

LOS SANTOS Y LA LÁMPARA MÁGICA

¿Qué pasa pueblo católico!

 ¿Alguna vez le frotaste los pies de un santo pidiendo milagros? ¿Ya le has encomendado tus verrugas a San Benito? ¿Has puesto alguna vez a San Antonio a buscar tus cosas? ¿Has cubierto el manto de alguna Virgen con fajos de billetes buscando protección? Si contestaste que sí a cualquiera de estas preguntas, es posible que debas revisar sus conceptos.

genio_lampada
El problema no esté en pedir. Al fin y al cabo, los santos realmente interceden. Pero, por desgracia, la mayoría de los santos católicos son "utilizados" como la lámpara de Aladino: frota, pide un deseo y espera a que la magia suceda... Pero no fue para eso que la Iglesia investigó a fondo sus vidas heroicas y te las puso delante de las narices! Fue por algo mucho mejor: ¡ser un ejemplo! ¿Me lo explicas mejor? Ok, a ver:

En primer lugar, vamos a entender lo que significa "Santo". Cuando no estamos enfermos, estamos... ¡sanos! ¡Mira! Santo = Gente Sana, que en nuestro contexto religioso significa: El que tiene sano el espíritu. Es decir, cuando estamos totalmente centrados en Dios y no con el espíritu enfermo, tomado por el pecado y olvidados de Él. ¿Lo pillas? Ok... siguiente tema.

Entendemos qué significa "santo", pero qué es SER santo? Es VIVIR la vida en comunión con las enseñanzas de Dios, poniéndolo en el centro de todas las cosas cotidianas. Puede parecer poco, pero no lo es... no estamos acostumbrados, por ejemplo, a vivir Dios en el trabajo, en la universidad, en el fútbol con los amigos, o tomando una cerveza en la "happy hour" del viernes. En estos momentos nos gustaría olvidar que existe, para acordarnos cuando oramos o pedimos algo. Pues SER SANTO es INTENTAR RECORDARLO en todo momento... ¿INTENTARLO? Pues sí... quien más lo intenta más lo consigue... nadie es perfecto, ¡ni los santos!

Hmmmm... ahora debes estar pensando: "¿Qué dices? ¡Hereje! ¡Los santos son perfectos! "Antes de que te alporices, tengo que informarte de que...no lo son. Los santos son ejemplos de personas que buscaron la perfección y, por lo tanto, se le acercaron mucho. Pero son humanos como tú y como yo... cometieron muchos errores y pecados pero, por encima de todo, fueron fieles a la llamada de Cristo y buscaron la perfección EN TODOS LOS ASPECTOS DE LA VIDA. Eso es SER SANTO. La única realmente perfecta fue la Virgen, que recibió la gracia de nacer sin pecado original. Los otros eran como tú.

¡Ups! Ahora te estás preguntando: "Entonces, ¿puedo ser santo?" ¡Claro que puedes! Y no necesitas (de hecho no debes) esperar a morirte. ¡Quién es santo, es santo en vida! (...) La Iglesia reconoce la santidad a través de los hechos de la vida de una persona, y a través de dos señales que se piden a Dios para garantizar que esta persona es digna de ser puesta como ejemplo para todos los católicos.

Para terminar, ahora que ya has descubierto la función principal de los Santos: la Iglesia reconoce vidas santas para que nos inspiren a buscar la perfección. ¡Son excelentes modelos a seguir! No amuletos... Las imágenes son como fotografías de tus seres queridos. ¡Están ahí para recordarte a qué Pueblo perteneces y la grandeza de tu destino!

O sea, la próxima vez que veas una imagen de un santo, mírala y dite a tí mismo: "Este hombre / mujer era un pecador como yo, limitado como yo, un ser humano como yo. Si él pudo ser digno del Cielo... ¡yo también puedo! Y debo empezar este viaje AHORA".

¿Así que todavía estás ahí parado? Estudia las vidas de los santos, a ver qué ejemplo te dan y ponte a trabajar, porque la fe sin obras está muerta y la primea obra tiene que ser tu propia vida! 



Fuente: OCatequista

JOSÉ LUIS GARCI A SUS PADRES:

Con mucho tino, Luis Alberto de Cuenca recoge, en el Prólogo a este libro de José Luis Garci, Mirar de cine, que acaba de editar Notorious Ediciones, la dedicatoria que hace el autor a sus padres:

«Mamá, tenías razón. No ha habido películas más bonitas que las de amores. Espero que te hayan dado una buena localidad en el séptimo cielo, hacia la fila 12 y pasillo, sin ninguna cabeza gorda delante que te moleste. Papá también sigue viendo muchas películas, aunque ahora las ve en casa, en el vídeo. Gracias a los dos por regalarme una infancia tan maravillosa..., y por haberme llevado a todos los programas dobles de los cines de barrio».