
2. Sé lo más escrupuloso posible: ante la imponente realidad de la Presencia Real y de la Santa Comunión, en vez de hacer un buen examen de conciencia y confesarte, si quieres llegar a un estado de locura como el de Nietzsche mira con lupa cada una de tus acciones y considera que todos los pecados son mortales. Vive atemorizado. Te garantizo que tu fe arderá en esas llamas.
3. Olvídate de la Misericordia, céntrate en la Justicia: tienes que llegar a la conclusión de que Dios no es misericordioso, de que se le hace la boca agua ante la idea de verte gritar en el infierno. Con ello, no solamente matarás tu fe y tu amor a Dios, sino que llegarás fácilmente al mundo opuesto de los anticristianos.
4. Céntrate en la vida espiritual de todo el mundo, salvo en la tuya: disecciona la de los demás, pero tú no trabajes en tu propia salvación con temor y temblor.
5. No mantengas conversaciones inteligentes sobre religión: sobre todo, discute mucho. Cada vez que alguien desafíe tu fe de alguna manera, comienza a echar humo por las orejas, ignora lo que está diciendo tu adversario y frústrate todo lo posible.
7. Ignora tu fe: lo mejor para abandonarla es no haberla conocido nunca. No leas las Escrituras, ni a los Santos Padres, no leas libros de teología ni estudies historia. Así, cuando alguien te plantee dudas o ataque la fe, cederás inmediatamente.
8. Procura no comulgar con frecuencia, porque eso sería lo que más podría ayudar a tu vida cristiana. Si realmente quieres crecer débil, procura no comulgar, porque si no, cada vez que lo hagas te sentirás limpio y rejuvenecido.

10. Por encima de todo: ¡no reces nunca! No rezar te aleja de la conversación con Dios. Si en verdad deseas matar tu fe, ésta es la vía. La oración es el agua que mantiene vivo el árbol: rechaza el agua, y verás cómo se seca.
Fuente/traducción: Religión en Libertad
Post original: Ascent of Carmel
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