lunes, 9 de abril de 2012

PEDRO X JUDAS ¿DE QUÉ LADO ESTÁS?


¡Felices Pascuas, pueblo católico!

Bueno, ¿qué tal de Semana Santa? Espero sinceramente que estéis muertos de cansancio. ¡Claro! Después de ir al Vía Crucis, la misa del lavatorio de los pies, la Celebración de la Pasión del Señor y la laaaarga Vigilia Pascual, además de las varias procesiones - siempre comiendo mucho menos de lo normal y haciendo penitencia - ¡es evidente que estás agotado!

Ah ... ¿no? Fuiste a recargar las pilas en un spa? No tuviste tiempo de ir a los oficios en los festivos? Hmmmm... eso no está muy bien. ¿Cristo muriéndose por tus pecados y tú aprovechando el tiempo libre para generar unos pocos más? ¡Es como darle la espalda, y traicionarle!

Bueno. Si tu Semana Santa fue agotadora por el fútbol, las fiestas, Loolapalooza o algo peor, no te desesperes. Que sepas que no fuiste el único en dar la espalda a Cristo en este tiempo y que todavía tienes esperanzas!

Piensa en alguien que haya traicionado a Jesús. ¡Claro! ¡Inmediatamente has dado con Judas! Correcto. Pero hay alguien más: Pedro. ¿Mande? ¿Eh? ¡Pedro se volvió la espalda y negó a Cristo tres veces en la noche en que fue detenido! Y a ejemplo de Judas, también entró en pánico cuando se dio cuenta de lo que había hecho.

¿Sabes la gran diferencia entre los dos? La certeza de que todo estaba en las manos del Señor, aunque no era posible entender nada en ese momento. ¿O crees que todo estaba tranquilo en las cabezas de Pedro y de Judas?

Judas se suicidó en la desesperación. Mira una pequeña clase de lengua: des-espera, o que no espera más, pierde la esperanza. Judas no esperaba nada más... no veía ninguna salida, ni futuro en absoluto. No se había dado cuenta de que el Hijo de Dios no podía ser derrotado de esa manera. Por supuesto, esto no cabe en ninguna cabeza humana. Y ahí está el salto cualitativo: "deja tus bienes, y sígueme".

Dejar caer las certezas, la mentalidad de nuestro pequeño mundo, ¡porque para Dios nada es imposible! Es difícil practicar eso a día de hoy, sabiendo el final (que Cristo ha resucitado), ¡imagínate en aquel momento! Lo que Pedro sí supo hacer fue avergonzarse de su debilidad, pero no darse por vencido ni dejar de seguir a aquel hombre que era el sentido de su vida, aún sin comprender cómo todo transcurriría en adelante. Aun a sabiendas de que serían perseguidos y asesinados. Incluso después de haberle traicionado... él seguía allí. No por amistad, sino porque jugó toda su vida en lo que aquel hombre se había dicho y mostrado.

Él era Dios. De eso Pedro no tenía ninguna duda. No se hundiría de nuevo, como había sucedido cuando, incluso viendo a Cristo sobre las aguas, dudó, e insistió en no creer lo que veía.

Ahora él estaba absolutamente seguro: ¡estaba ante Dios y todo acabaría en victoria! Su fragilidad de ser humano lo empujó a la traición, pero su corazón seguía donde debía, y días más tarde, ante el propio Cristo victorioso dijo: "Señor, Tú sabes que Te amo" y recibió la mayor responsabilidad en la historia humana: "Apacienta mis ovejas. "

La historia de Judas fue distinta. Siguió a Jesús, pero nunca dejó del todo a sus "bienes", y el diablo supo aprovecharse de eso. Frente al dolor de la traición, no tenía ninguna esperanza en un Dios, pero sí la desesperación de un hombre.

Pero ahora piensa en ello. Tú también traicionas a Cristo cada día, de muchas maneras diferentes (sí, incluso tú que has cumplido las pequeñas reglas de la Semana Santa). ¿Cómo actúas? ¿Quién eres tú esta historia? ¿Judas o Pedro?

¡Quién esté en pie, tenga cuidado de no caer!



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