lunes, 23 de abril de 2012

HACER GARABATOS AYUDA A CONCENTRARSE

Es el título de una información del Taco Calendario del Corazón de Jesús, al dorso de la hoja de ayer domingo 22 de abril. Transcribo textualmente:

A diferencia de lo que se creía, de la opinión popular, hacer garabatos ayuda a la mente a concentrarse en una tarea aburrida y a memorizar lo que se escucha, según un estudio realizado por psicólogos británicos. En el experimento llevado a cabo participaron personas que hicieron garabatos durante un aburrido mensaje telefónico y así pudieron recordar un 29% más de detalles sobre el mismo mensaje que el otro grupo que se limitó a escuchar.

Según el estudio, esto sugiere que en la vida cotidiana hacer garabatos puede ser un modo de mantener la atención en una tarea aburrida y no una distracción innecesaria que debemos evitar.

Los expertos interpretan a partir de los datos la siguiente conclusión: la gente tiende a soñar despierta cuando escucha algo aburrido, y algo tan elemental como garabatear puede ser suficiente para poner fin a esta ensoñación sin afectar a la atención que se debe prestar a la tarea principal.



Esta información arroja nueva luz sobre el versículo evangélico: "Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo" (Jn 8, 6b). Podría pensarse que Jesús reaccionaba con indiferencia, no ante el serio peligro que se cernía sobre la vida de la mujer adúltera en manos de aquellos justicieros celosos de la Ley, sino ante la cuestión planteada, ya que Jesús sabía que no había en absoluto en ellos interés en conocer la verdad. El que es de la verdad escucha la voz de Jesús con atención, interés y deseo de aprender, como le dijo él a Pilato (cf. Jn 18, 37). 

Pero aquellos hombres no eran de la verdad. Luego Jesús no deseaba entrar en una discusión inútil. Cuando estuvo preso ante Herodes no pudo garabatear porque estaba encadenado. Su reacción fue huír de un diálogo de besugos y no contestarle nada (cf. Lc 23, 9). 

Sin embargo, lejos de mostrar indiferencia, si el estudio está en lo cierto, y sin duda lo está, Jesús no estaba en absoluto distraído cuando escribía con el dedo en el suelo, ni escribía con la intención de distraerse ni porque estuviese aburrido. Más bien era todo lo contrario: estaba muy atento. Como el gato que duerme con un ojo cerrado y el otro medio abierto. Lo demostró pocos segundos después con esa frase que, ligeramente modificada, es ya patrimonio casi tanto de la tierra como del Reino de los cielos: "El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra." (Jn 8, 7)




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