Este tipo de fiel puede incluso ser un practicante y devoto católico, pero en el fondo está siempre en busca de la felicidad a través de conquistas materiales, mientras que la fe y la caridad quedan en segundo plano. Una vez al año - y gracias - participa en alguna acción solidaria, tipo "Navidad sin Hambre", siente que ha hecho su parte y se queda muy satisfecho con ello.
Sin embargo, cada vez que alguien se presentaba para ser su discípulo, en lugar de reaccionar con palabras dulces y alentadoras, Jesús ejercía presión sobre el tema. Era una manera de espantar a los blandengues ya que, después de todo, ser cristiano es duro. Mira este pasaje del Evangelio de Lucas:
Mientras iban caminando, alguien le dijo a Jesús: « ¡Te seguiré adonde vayas!». Jesús le respondió: «Los zorros tienen sus cuevas y las aves del cielo sus nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».
Y dijo a otro: «Sígueme». El respondió: «Permíteme que vaya primero a enterrar a mi padre».
Pero Jesús le respondió:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve a anunciar el Reino de Dios».
Otro le dijo: «Te seguiré, Señor, pero permíteme antes despedirme de los míos». Jesús le respondió: «El que ha puesto la mano en el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios». (Lc 9, 57-62)
Simpático el Maestro, ¿verdad? Puedes ver que en su esquema de “fichajes” primaba la calidad, no la cantidad. Él no hizo como tantos sacerdotes y catequistas que sólo cuentan historias bonitas y verdades a medias, para no disgustar o abrumar a nadie (¡santa cobardía, Batman!). Jesús no temía a la libertad humana: "Yo soy el Señor. Me comprometo a darte una vida cien veces más plena que la que tienes hoy, llena de belleza y significado. Pero, mira, vas a padecer de cuidado, te van a tocar las narices por causa de Mí. ¿Quieres o no? Si no te gusta ya sabes donde está la puerta. "
Cristo no dio facilidades ni a los que le siguieron desde el principio. Dijo cosas extrañas a propósito, para provocar sacudidas. Si el tipo seguía a su lado incluso después de oír aquellas cosas, era porque realmente lo amaba. Fue así cuando dijo que sólo entraría en el Cielo quien comiese su carne y bebiese su sangre. La multitud, que poco antes lo seguía con entusiasmo gritó: "ARGHH" y salió corriendo. En cuanto a los (pocos) discípulos que quedaron, los puso contra la pared:
Jesús preguntó entonces a los Doce: « ¿También vosotros os queréis marchar?».
Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de Vida eterna. (Jn 6, 67-68)
Hablando de asquito, pone los pelos de punta el pasaje del Apocalipsis que ordena a los cristianos salir de una vez de la mediocridad, mientras se puede:
El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. (...)
Yo conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.
Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.
Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista.
Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete!
Yo estoy junto a la puerta y llamo: si alguien oye mi voz y me abre, entraré en su casa y cenaremos juntos.
Al vencedor lo sentaré conmigo en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono». (Apocalipsis 3, 13-21)

¡Que San Vicente de Paúl nos ayuda a tener un corazón grande, fiel e indomable como el suyo!
Fuente: ocatequista.com.br
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