martes, 24 de abril de 2012

COMPRAR EL SABER

Mis alumnos de primero de ingeniería van a academias porque creen que así van a aprobar. Quieren comprar el saber. Otros tienen un enfoque más directo: se matriculan, para empezar, en una universidad privada (...).

Pero el saber tiene una propiedad terca y maravillosa: no se puede comprar. Euclides se lo explicó al rey Ptolomeo Soter, que le exigía un atajo para entender sus demostraciones, con una frase que se hizo
célebre: Majestad, no hay camino real a la geometría.

estudiantes
En nuestro mundo, en el que nos hemos acostumbrado a que todo se vende, esta tenaz resistencia de la sabiduría a dejarse comprar por dinero resulta una anomalía irritante. Hay toda una industria que pretende vender conocimiento a cambio de dinero (las academias y universidades privadas que mencionaba), pero la  verdad es con dinero sólo se compran sucedáneos.

(...) Pero la razón la sigue teniendo Euclides: el saber no se puede comprar, no hay atajos. No hay camino real a la geometría, y tampoco hay camino popular. El único camino es lo que Euclides llamaría αρετή. Lo que los romanos luego llamaron virtus, la cualidad del hombre (vir): valor, coraje, fortaleza de ánimo, prudencia, moderación. Y lo que nosotros ya no llamamos virtud porque hemos olvidado el concepto y hemos confundido la palabra.

Si tuviéramos la sensatez de Euclides, veríamos qué equivocada está toda la retórica que hoy rodea la educación. Desconfiaríamos, por ejemplo, de la unánime receta que pasa por aumentar el gasto en educación, o de quienes se rasgan las vestiduras porque el gobierno quiere “acabar con la enseñanza pública” y llaman a “quemar las calles”. Está muy bien que la enseñanza sea pública y está muy bien que tenga recursos, pero hay algo más básico: que sea enseñanza. Y un sistema que no exige, que no cultiva la  virtud, será público, pero no es de enseñanza.

Fuente: Pseudópodo


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