sábado, 4 de febrero de 2012

SENCILLEZ Y SOLIDARIDAD

A propósito de “El Havre” de Aki Kaurismäki

En un momento en el que gran parte de las imágenes cinematográficas se encuentran condicionadas por la necesidad de sorprender al espectador con la fascinación que suponen los efectos especiales, o el sometimiento a un ritmo frenético en el desarrollo de los acontecimientos, marcado por la semejanza con las imágenes televisivas, es de agradecer la aparición de una película como “Le Havre”, dirigida en 2011 por Ami Kaurismaki.

Es algo sabido que el cine de este director finlandés se caracteriza por la sencillez técnica y narrativa, pero en esta ocasión nos encontramos que estos dos elementos se aplican de manera radical; si la historia de este pequeño grupo humano nos trasmite la cotidianeidad de sus vidas (el trabajo, la vida familiar, el contacto con los vecinos, el deambular por las calles, el dolor de la enfermedad), el director nos la presenta con una parquedad de medios técnicos, sin alardes sorprendentes, buscando lo esencial que debe ser percibido por el espectador.

La misma estructura narrativa se conforma con contarnos los pasos sucesivos que viven los protagonistas sin buscar factores sorprendentes; no podemos dejar de lado la sencillez (una vez más) con que se interrelacionan todos ellos en torno a la figura de Idrissa, el emigrante y a la enfermedad de Arletty.

Pero la película no se queda en estos meros elementos formales (aun siendo importantes), sino que va más allá y nos presenta un tema singular en la sociedad actual: la solidaridad. Es llamativo que Kaurismäki más que personajes nos presenta auténticas personas, seres agobiados por los problemas (la lucha por el trabajo, las dificultades económicas, la enfermedad, la emigración) y que, sin embargo, actúan con una claridad de ideas en su apoyo a los demás. Porque es la solidaridad el elemento que mejor define a estas personas, de forma que cuando aparecen en sus vidas los dos elementos que hemos comentado antes (la dolencia de Arletty e Idrissa y su deseo de llegar a Londres) los cuales podrían romper su forma de vida, no dudan en actuar en apoyo de los demás.

Alguien podría pensar que el director está realizando una obra fantasiosa, casi de un cuento de hadas, pero yo prefiero pensar que él afronta el reto (sobre todo ante una sociedad presidida en gran parte por el egoísmo) de defender la solidaridad, el apoyo ante los problemas, la búsqueda del otro como factor que da sentido a nuestras vidas.


Es llamativo que esto se nos ofrece no sólo en el caso de los protagonistas (la sencillez de las flores que Marcel lleva a su mujer o la colaboración del propio emigrante a la vida cotidiana), sino que los personajes secundarios adquieren un protagonismo cada vez mayor conforme los problemas se van radicalizando; la ayuda de los vecinos, el apoyo de los usuarios del bar, hasta la misma contribución del comisario para encontrar una solución a los problemas son elementos que nos ofrecen una reflexión sobre una vida en la que pensemos y contemos con los demás. Con este planteamiento no nos puede extrañar el sorprendente final que nos reafirma en esta defensa de la solidaridad humana y nos invita a mirar hacia los demás.

Angel Luis Hueso 


EL HAVRE (2011). Director y guión: Aki Kaurismäki. Fotografía: Timo Salminen. Montaje: Timo Linnasalo. Intérpretes: André Wilms (Marcel Marx), Blondin Miguel (Idrissa), Kati Outinen (Arletty), Jean-Pierre Darroussin (comisario Monet) , Evelyne Didi (Ivette, la tabernera).

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