miércoles, 31 de agosto de 2011

La eucaristía dominical: ¿por qué? Razón 2

2. Día de reunirnos en asamblea. 
Lo contrario de un cristiano es un ser individualista, que pretende mantener un hilo directo, a solas con Dios. La fe en el Dios de Jesucristo, crea comunidad. Tú, creyente, no puedes vivir tu fe como en una isla: tienes que reunirte con otros creyentes en domingo. Recuerda el dicho: "El cristiano es una luz que se enciende en otra luz".

martes, 30 de agosto de 2011

La eucaristía dominical: ¿por qué? Razón 1

He aquí, en un decálogo, los valores fundamentales que el domingo encierra para un cristiano:


1. Día de la resurrección de Cristo. El paso del tiempo va degradando nuestra memoria; muchos recuerdos antes vivos y estimulantes, empalidecen gradualmente. De esta inmensa "capacidad de olvido", congénita al ser humano, surge la necesidad de renovar incesantemente el recuerdo; de alimentarlo y actualizarlo. "Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos" decía san Pablo a su discípulo Timoteo (2Tm 2,8). Y, precisamente, la eucaristía dominical nos hace recordar esa dimensión más honda de la realidad, que la fe nos ha hecho descubrir: la resurrección de Cristo, primicia de los creyentes', sentido de nuestra vida, fundamento de nuestra esperanza. 

lunes, 29 de agosto de 2011

La eucaristía dominical: ¿por qué?

Nos relatan las Actas de los Mártires que en Abitinia, una población
de la actual Túnez, fueron arrestados 31 hombres y 18 mujeres por
reunión ilegal. El 12 de febrero del año 304, comparecen ante el pro-
http://www.flickr.com/photos/26897070@N05/3915511610/
De "El Santo De Cada Día", Edelvives, 1960; cortesía de Medelen
cónsul de Cartago. Acusados de haber incumplido los edictos imperiales, el presbítero Saturnino responde: "Hemos celebrado el día del Señor, porque esa celebración no puede interrumpirse". El lector
Emérito, en cuya casa se reunía la comunidad, confirma esa declaración: "Sí, en mi casa hemos celebrado el día del Señor. No podemos vivir sin celebrar el día del Señor". Una joven, llamada Victoria, declara también con valentía: "Es cierto; yo también asistí a la reunión,
porque soy cristiana".

"No podemos vivir sin celebrar el día del Señor". He aquí una afirmación programática de los llamados, con toda razón, "mártires del domingo". En esa perspectiva, la celebración dominical aparece, no como un precepto exterior, sino como una convicción interior; o mejor, como una profunda necesidad vital. El peligro que implicaba en
aquella época de persecuciones la participación en la asamblea, no
es considerado motivo suficiente para abstenerse de ella. La asam-
blea dominical es, sin duda, el hogar donde se alimenta y se forja el
coraje cristiano de los mártires en estos primeros siglos.

Sería interesante conocer la opinión de Emérito y sus compañeros
sobre nuestras supuestas dificultades para acudir a la reunión do-
minical.

martes, 9 de agosto de 2011

GISELA Y JOSÉ


 Un buen día José se encontró con un amigo que vivía en el extranjero y que le “abrió los ojos sobre las oportunidades que podría tener con sus habilidades”. El gusanito de la posibilidad le estuvo rondando y rondando por días hasta que decidió averiguar con las autoridades del pueblo qué tendría que hacer para emigrar. Cuando sólo necesitaba echar a andar la petición de migración para él y para Gisela, decidió hablar con Gisela. 

Pero la propuesta dejó a Gisela totalmente turbada.  Lo difícil no era sólo migrar fuera de su país sino dejar a los hijos al cuidado de sus padres, cuando ellos más la necesitaban . Por otra parte, dejar que José migrara solo significaba desbaratar la unión matrimonial y exponerla a todo tipo de tentaciones. Nunca se le había ocurrido que “tuvieran” que migrar y cuanto más lo pensaba menos “quería” hacerlo. La situación se fue haciendo cada día más tensa en el hogar: José seguía insistiendo y Gisela se negaba. Cada uno de ellos estaba en “una esquina del cuadrilátero” con suficientes argumentos para no ceder ante los deseos del otro. Cuando ya estaban que “estallaban” por todo decidieron consultar con el párroco de la iglesia.

Después de sugerirles que invocaran juntos la asistencia del Espíritu Santo, el párroco les dio tres tareas a hacer: 1º. Cada uno debía escribir en un papel los pros y los contras que según él, o ella,  tendría el emigrar; 2º. Terminadas las columnas, debían sentarse y discutirlas hasta que ambos alcanzasen un acuerdo que fuera lo mejor para la familia 3º. El párroco les sugirió que una vez alcanzada una decisión la pusieran a consideración de sus familiares más cercanos.

José y Gisela estuvieron en el proceso de “ponerse de acuerdo” por más de tres días. Al final, en lugar de conversar con sus parientes se fueron a la iglesia a darle gracias al Párroco. No sólo porque les había enseñado la importancia y el modo para ponerse de acuerdo sino, sobre todo, porque les había recordado la presencia de la gracia de Dios en su matrimonio y les había enseñado cómo usarla.

domingo, 7 de agosto de 2011

MÁNDAME IR HACIA TI ANDANDO SOBRE EL AGUA

Después que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar.
Llegada la noche, estaba allí solo.
Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario.

De madrugada se les acercó Jesús, andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma.
Jesús les dijo en seguida:
-«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!»
Pedro le contestó:
-«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.»
Él le dijo:
-«Ven.»
Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a 
Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: -«Señor, sálvame.» En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: -«¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?»

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él, diciendo: -«Realmente eres Hijo de Dios.»

Cardenal Cañizares: Es recomendable comulgar en la boca y de rodillas

"Es sencillamente saber que estamos delante de Dios mismo y que Él vino a nosotros y que nosotros no lo merecemos", afirmó.

El Purpurado dijo también que comulgar de esta forma "es la señal de adoración que es necesario recuperar. Yo creo que es necesario para toda la Iglesia que la comunión se haga de rodillas".

"De hecho –añadió– si se comulga de pie, hay que hacer genuflexión, o hacer una inclinación profunda, cosa que no se hace".

El Prefecto vaticano dijo además que "si trivializamos la comunión, trivializamos todo, y no podemos perder un momento tan importante como es comulgar, como es reconocer la presencia real de Cristo allí presente, del Dios que es amor de los amores como cantamos en una canción española".


lunes, 1 de agosto de 2011

COMIERON TODOS HASTA QUEDAR SATISFECHOS

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.

Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

-«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer.»

Jesús les replicó:

-«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer.»

Ellos le replicaron:

-«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces.»

Les dijo:

-«Traédmelos.»

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.