viernes, 18 de febrero de 2011

Lectura agridulce

Después de leer el Lazarillo de Tormes (s. XVI), me he quedado con cierto mal sabor de boca.
Al margen de ser una obra revolucionaria, y un clásico de la literatura y todo eso, no me dejaron de sorprender las espantosas anécdotas que Lázaro vivió al lado de clérigos y religiosos, que en sus vivencias fueron tacaños, promiscuos, violentos y corruptos.
No menos notable es la forma utilitarista con que el muchacho vive la religión.
El cuento me hace plantear unas cuestiones:

  • ¿En que grado estos personajes reflejan la realidad? 
  • ¿Habrá sido escrito con intenciones anticlericales (del autor o de alguna corriente de pensamiento de la época)?
  • Si dentro de 400 años alguien leyera ciertos artículos actuales sobre la Iglesia, ¿qué pensaría?
Mientras me decís vuestra opinión, me voy a leer a Chesterton para animarme.

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